The Banshees of Inisherin, de Martin McDonagh

¿Por qué cosas quisiéramos ser recordados luego de morir? ¿Es bueno no olvidar, no pasar la página? ¿Qué es lo que más dolor o temos nos causa en la vida? Lo maravilloso de The Banshees of Inisherin, además de su excelente trabajo técnico y su notable elenco, es su guion que plantea preguntas sin aleccionar, que crea una metáfora de la guerra civil sin hacerla panfletaria ni sosa, y que usa el humor tal como en nuestra realidad, emergiendo entre tristezas o vivencias inesperadamente complejas. La reciente ganadora de varios premios BAFTA es una de las mejores películas del 2022, sin duda.

Pádraic (Colin Farrell) busca como cada día a Colm (Brendan Gleeson), su amigo más cercano, para conversar e ir por unas bebidas al pub del pueblo, en la costa de Irlanda. Pero esta vez, Colm no le dirige la palabra. Luego de la insistencia de Pádraic por hablar es que Colm le revela que ha decidido terminar su amistad con él porque no desea tener más conversaciones banales que le hagan perder el tiempo y el enfoque en lograr crear algo que perdure en el mundo y lo haga ser recordado luego de morir. Pádraic pasará entonces por una serie de estados emocionales similares a las fases del duelo, en la que las consecuencias de ello serán cada vez más insólitas. A la vez, en conversaciones con su hermana Siobhán (Kerry Condon) y el joven Dominic (Barry Kheogan), se hace preguntas sobre sí mismo, si es realmente alguien aburrido y banal, si ser buena persona no es suficiente para que las personas te den su amistad y te puedan recordar después de la muerte. Siobhán es sincera e intensa en dejar claro lo que prefiere o le desagrada, y esa transparencia es una de sus grandes fortalezas. Dominic lo sabe y eso es lo que aprecia más de ella, siendo él, además, hijo de un padre policía cuya imagen está basada en la hipocresía, que no muestra a los demás el daño que le causa a su propia familia. Pero esto no ha endurecido a Dominic. Él se aventura entre las agitaciones que surjan en busca de la ternura y la bondad.

La naturalidad con la que el humor se asoma entre los diálogos y discusiones es una cualidad sobresaliente de la cinta. El ojo con el que se registra a los paisajes costeros de Irlanda no solo mira, sino que abraza: abraza sus espacios, sus horizontes, sus seres vivos y su folclor. Así también se embarca en la exposición de los sentires que los personajes experimentan: con una honestidad pura. Personajes principales y secundarios se complementan entre sí y están construidos de forma sólida, aportando a la idea central. Todos están atravesando una ruptura, sea amical, familiar, romántica, introspectiva. Todos tienen un anhelo de bienestar y modos de sobrellevar el día a día: una bebida, una conversación, un cruce de miradas, un libro, el acariciar a un animal. 

Hay varios temas con los que esta película puede generar proximidad con los diversos públicos: la amistad masculina, el dolor de la separación, la soledad, el temor a ser efímero y no trascender en el mundo. Hay cosas que no se pueden olvidar, y quizás sea bueno no olvidar todo, llega a decir Pádraic en la playa mientras discuten noticias sobre la guerra civil irlandesa. The Banshees of Inisherin no pretende dar respuestas fijas a las preguntas que formula. Observa y empatiza. Quizás no nos hemos preguntado con sinceridad por qué y por quiénes queremos ser recordados en realidad. Mientras tanto, seguimos intentando cumplir nuestros sueños, el sueño de la eternidad, el sueño de la bonanza, el sueño del amor. Y a veces alcanzamos a ver cómo ese sueño se nos va entre las colinas.

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